Me llenó de alegría encontrar en Cañas a Abdenago Torres, mejor conocido en el mundo cultural como Nago de Nicoya.
Lo conocí cuando a principios de los 70 fuimos compañeros en el recién creado Ministerio de Cultura. Yo me fui en el ’73 y él trabajó con ahí desde 1972 hasta el 2008.
El primer seminario nacional de folclore, la apertura de las Casas de la Cultura en Limón, Nicoya, Santa Cruz y Las Juntas de Abangares, las primeras semanas culturales del país y la Primer Feria de Música nacional; son solo una pequeña muestra de sus logros.
Nago, es también uno de los fundadores de Matambú, una reserva indígena Chorotega ubicada en Hojancha, Guanacaste.
Tiene innumerables premios por su amor y dedicación a preservar la música autóctona y es un excelente compositor. Desde hace varios años y tras una vida agitada luchando porque Costa Rica no pierda sus raíces culturales, Nago dejó el valle Central y se refugió en su amada playa Sámara, donde pasa sus días felices y recibe con frecuencia a amistades que llegan a intercambiar experiencias, con este conversador impenitente y por supuesto a rasgar la guitarra para alegrar el ambiente costero.
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