Una mirada al patrimonio y grandeza cultural de Guanacaste

Por Carlos Arauz Ramos. Escritor e historiador vernáculo

Sin duda alguna el patrimonio cultural de la provincia de Guanacaste, el ser guanacasteco en su esencia con su profundo bagaje de costumbres y tradiciones ha sido uno de los elementos prominentes y determinantes en la riqueza cultural de Costa Rica. En este sentido es interesante ver la forma como se fue configurando lo que somos, el ser guanacasteco, el espíritu que caracteriza fielmente nuestra forma de ser y vivir.

Lo que hoy es la región de Guanacaste fue habitada por los indígenas chorotegas, un pueblo de tradición mesoamericana que llegó hacia el año 1200. Además, estaban los Nahuas del mismo origen y los Corobicies un pueblo de tradición suramericana. Los Chorotegas, el grupo indígena mayoritario, tenía una organización social y económica notable, una agricultura de riego y laboreo donde destacaba el cultivo del maíz. Tenía un comercio intenso de diversos productos. Trabajaba muy bien la cerámica, en menor grado la piedra y bastante poco el oro.

Los españoles llegaron a Nicoya, la ciudad precolombina, en el año 1523 al mando de Gil Gonzales Dávila. Los hispanos permanecieron en Nicoya por espacio de casi cuarenta años, lo que permitió derivar cruces raciales entre indígenas y españoles, indígenas y negros, deviniendo con el tiempo en sambos y mulatos. Los negros fueron llevados por los españoles como esclavos luego con el tiempo serían liberados. Por la importancia para los españoles, desde el año 1555 Nicoya ya era Corregimiento, instancia que en el año 1566 fue transformada en Alcaldía Mayor y posteriormente en el año 1787 se convirtió en el Partido de Nicoya. En el año 1561 los españoles emprendieron la conquista y evangelización de los que se llamaba Castilla de Oro, territorio que luego sería Costa Rica. Indiscutiblemente Nicoya fue el gran proveedor de la Conquista de Costa Rica y sobre todo Nicoya fue la cuna de la evangelización de Costa Rica.

Origen de las fiestas cívicas

Nicoya fue declarada parroquia desde el año 1544 bajo la advocación de San Blas. Se estima que en ese periodo llegó a Nicoya la devoción por la Virgen de Guadalupe a Nicoya, que derivó en las Festividades de Nuestra la Señorita la Virgen de Guadalupe, un portentoso cuadro costumbrista de gran sincretismo religioso. Desde finales del siglo xvii empezaron a aparecer haciendas ganaderas en las llanadas del Tempisque, específicamente en Bagaces y Nicoya. Fueron la cuna del sabanero, el personaje típico de la llanura, ese hombre que caracteriza fielmente una de las facetas más importantes del ser guanacasteco.

El sabanero, personaje de múltiples trabajos en la hacienda, es el punto de partida de todo ese bagaje criollo lingüístico que se adorna en refranes, dichos, giros, bombas, tallas y retahílas. Es decir, todo ese auténtico producto de un diario agudo observar y de un franco y armonioso convivio con la naturaleza. En las haciendas se realizaban muchas actividades y entre las más importantes estaban la 2 Vaquiada, una actividad para recoger y separar el ganado cimarrón, que durante el año había
nacido y crecido en los sitios del llano.

Toros, toretes, vacas paridas, crías. De forma similar la Yeguada era aquella actividad para recoger, curar y marcar las bestias cimarronas que se criaban en los grandes sitios. Garañones, yeguas paridas y potrillos. La Fierra, era la más importante operación interna de las haciendas. Labores como recoger, marcar, separar, castrar, mochar, clasificar y curar el ganado. Estas actividades, trabajos de varios días estaban impregnadas de mucha alegría, música, comida, competencias y jugadas de toros. Se divertían mucho con el castigo del zopilote, para los sabaneros que cometieran algún error “imperdonable” en sus faenas. Estas actividades de las haciendas principalmente las fierras con todas sus alegrías fueron consideradas como el origen de las fiestas cívicas de los pueblos de Guanacaste, fiestas que con el tiempo se extendieron a todo Costa Rica.

Durante los siglos xvi, xvii y parte del siglo xviii, los habitantes del Partido de Nicoya permanecieron aisladas de lo que más adelante seria Costa Rica. En ese ambiente de intensas interrelaciones raciales, indígenas, negros y españoles, y luego zambos o cholos y mulatos, se fue perfilando el ser guanacasteco como tal. El aporte mutuo
en las costumbres, tradiciones y sus creencias, fueron perfilando y moldeando las raíces del ser guanacasteco, convirtiéndose en lospilares de la cultura popular guanacasteca.

Bellas danzas anónimas

Sin duda alguna dos elementos que sobresalen en la cultura guanacasteca lo constituyen la música y la danza. Estas manifestaciones culturales tienen sus orígenes en el mestizaje étnico operado en Guanacaste, donde se mezclaron la música y las danzas indígenas que imitaban los movimientos de los animales, con la música y las danzas españolas, así como con la música y los compases de los negros, todo esto asimilado ingeniosamente por los cholos y mulatos, originando puntos, pasillos, parranderas y un innumerable grupo de danzas propias de la región.

Los negros trajeron el quijongo y la marimba con sus armonías y melodías, este último el instrumento espiritual de la música guanacasteca. Los españoles trajeron sus instrumentos de viento y percusión. Los indígenas habían traído sus pitos, sus chirimías, sus ocarinas y tambores o atabales, utilizados en sus rituales. Reminiscencias indígenas se pueden apreciar en la música de pitos y tambores en la Danza de la Yegüita de la Fiestas de la Virgen de Guadalupe en Nicoya, así como el ritmo acompasado de los indios Promesanos de Esquipulas en Santa Cruz, recordando los areitos y danzas de la Fiesta del Sol.

Los bailes típicos costarricenses, puntos, sones sueltos y parranderas son bellas danzas, casi todas anónimas, originadas en el mestizaje de los bailes que trajeron los españoles y el espíritu regional que le imprimieron los criollos o mestizos en las fiestas populares o callejeras. Son ejemplos danzas el Punto Guanacasteco, Los Amores de Laco, El torito, El Cambute, El Pavo, El Zapateado, la Botijuela, la Fidela, La Cajeta. Son parranderas El Lamento, La Soncoya, el Mango mocho, Diez de marzo, Vamos a los Toros, Catorce de Enero, la Tanela, la Chichera, Charío Fuentes, entre muchas. Espíritu Guanacasteco es considerado el segundo punto guanacasteco. Una danza indígena también muy conocida es el Baile de la Yegüita, una danza muy linda 3 que recuerda el gran milagro de la Virgen de Guadalupe en el Cerro las Cruces de Nicoya.

Camisa de mata o yerbilla

Otro elemento importante está constituido por los trajes típicos originales de Guanacaste, los que fueron y siguen siendo la base para confeccionar los muchos y vistosos trajes de los grupos de baile de proyección folclórica costarricense. En el caso de las mujeres un ejemplo del traje usado consistía en una camisola de manta sin gola, enagua de saraza de colores. Delantal blanco sencillo. Peinada de trenzas recogidas en la cabeza, rematadas en una corona en la que sentaban el yagual o rolletero donde llevaban la batea con motete de ropa para lavar o para llevar tinajas y comales. Descalzas o con zapatillas livianas. En el caso de los varones se usaba camisa blanca de manta con cuello de pretina con lazo de cinta. Pantalón de dril blanco con fajón de colores vivos. Botas de cuero o cueras amarradas con coyundas o correas.

Un sabanero generalmente llevaba cotona de manga larga con cuello delgado. Chaqueta liviana de mezclilla azul para trabajo en las madrugadas. Pantalón de mezclilla o de dril y cinturón de mecate a la cintura. Sombrero de palma a la pedrada. Botas de campo o cueras hasta la ingle. Lleva tahona, espuelas y cacho carbolinero en el campo. Muchas veces los montadores de antaño llevaban camisa de manta o de yerbilla, pantalón de manta o de mezclilla azul arrollados a la media pierna. Cinturón de mecate. Descalzo y con espuelas. Desde fines del siglo xviii y principios del siglo xix, aparecen los grandes exponentes de la música guanacasteca, fieles intérpretes del sentir y el ser guanacasteco, como son Leandro Cabalceta Bran (1858-1947) con el Punto Guanacasteco, el baile o danza más representativa de Guanacaste y que luego se incorporó como la más destacada de las danzas típicas costarricenses.

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