La chicha y el coyol se consumen desde tiempos inmemoriales

Por Josema Cabrera, genealogista e historiador

Foto Vicerrectoría de Investigación UCR.

En Nicoya en el mes de junio de 1774, se da un discusión o pleito entre el cabo de escuadra Juan Leal originario del caserío de San José de las Cañas (hoy Rio Cañas) y el teniente José Ramos de Abarca en casa de Ambrosio Montero.

En la declaración Juan Leal parece tener 40 años, ya que no supo decir su edad (común de la época) y es que se le mandó a confiscar sus bienes por cuanto ahí declaró que él estaba sobrio,  mientras Ramos de Abarca se encontraba bajo los efectos del coyol o de la chicha.

Insultó a Leal y lo amenazó con su espadín. Entre los pocos bienes confiscados a Leal estaban: una casa pajiza de 6 varas, un corral sin chiquero, 2 hachas, un machete, una milpa de 4 medios de sembradura, 4 caballos mansos, 4 yeguas mansas y 25 reses.

 

Entre mulatos, pardos y españoles

Es la primera mención que he encontrado en un documento colonial del consumo de coyol y de la chicha entre los pobladores de Nicoya, por tanto

desde hace más de 249 años se consume esta bebida en esta provincia.

Lamentablemente el documento está incompleto y no se sabe la resolución final, pero al parecer se confisco los bienes a Leal por discutir con un miliciano de más rango, aunque esto es una suposición.

Juan Leal era de casta mulata, zamba o parda y mientras tanto José Ramos de Abarca, era mulato, ya que su padre Lorenzo Ramos, era de casta mulata, zamba o parda; Mientras su madre María Abarca Bonilla, era originaria de Cartago y se le designaba como española de tierra ósea criolla. Aunque Ramos de Abarca se denominaba español criollo lo cierto es que no lo era.

 

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