20 de marzo de 1856, el primer golpe militar y moral contra los filibusteros

Por Vladimir de la Cruz. Historiador, Analista político, docente, diplomático

La llegada a Nicaragua, en 1855, de los filibusteros norteamericanos, puso de relieve el peligro de su presencia en ese territorio, en el costarricense y en el centroamericano. William Walker, el jefe filibustero llegó inicialmente invitado a participar internamente en el conflicto
que tenían las fuerzas políticas nicaragüenses, poniéndose al servicio del presidente Rivas. La presencia de Walker en el territorio nicaragüense le abría la posibilidad de desarrollar sus planes expansionistas norteamericanos y esclavistas en la región.

La Independencia recién lograda en Centroamericana, en 1821, y la ruptura de la Federación Centroamericana, de hecho desde 1848, y la constitución de las nuevas repúblicas independientes, que formaban la unión centroamericana, bajo la forma de Estados, se veía amenazada con la llegada de las tropas mercenarias de los filibusteros norteamericanos. En el escenario geopolítico se ponía en juego la anexión y sometimiento de estos territorios, de sus pueblos bajo la forma de esclavitud, y los intereses que se movían alrededor de la disputa de la construcción del canal transístmico, superada la situación del fracaso francés de la construcción del Canal de Panamá.

La ruta surgida, a finales de la década de 1840, desde New York hasta California, por mar, aprovechando el límite natural de Costa Rica y Nicaragua, el Río San Juan, en su desembocadura en el Caribe, y el sitio o puerto de San Juan del Norte, el gran Lago de Nicaragua, atravesando el Estrecho de Rivas, hasta San Juan del Sur, para de nuevo seguir la ruta oceánica hasta California, lo que estaba controlado por la compañía del Tránsito, que movilizaba cerca de mil personas por mes, en la búsqueda del oro y la plata californiana. Esta ruta en función de que territorialmente, en los Estados Unidos, hasta 1865 se terminó de construir el ferrocarril de costa a costa. Superados los problemas políticos de 1855 en Nicaragua, con la presencia de
Walker, a finales de ese año, se publicó un mapa de Nicaragua que comprendía los territorios del antiguo Partido de Nicoya, de toda la Península de Nicoya de lo que ya era, desde 1848, la Provincia de Guanacaste, mapa que contenía las firmas de Patricio Rivas y de William Walker, lo que evidenciaba el afán nicaragüense de disputar las tierras del Partido de Nicoya, y más, que se había adherido, por su propia voluntad en julio de 1824, a Costa Rica, y ponía de relieve los afanes filibusteros.

Ante esta situación amenazante el presidente Juan Rafael Mora Porras, hizo su primer llamado a la población costarricense, para prepararse ante el peligro que eso significaba. La Iglesia costarricense se sumó con su Obispo Anselmo Llorente y La Fuente a la convocatoria hecha por el Presidente.Walker empoderado en Nicaragua se atrevió a solicitar audiencia con el Presidente Mora, para que su enviado el Coronel Louis Schlessinger, fuera recibido con la propuesta de someterse a los designios filibusteros. El Presidente Mora rechazó la solicitud, impidió el ingreso de Louis Schlessinger a Costa Rica, y entendió que la amenaza era inminente y grave para Costa Rica.

Los filibusteros siguieron con sus planes. Se prepararon para invadir el territorio nacional. Lo hicieron en marzo de 1856. En esos primeros meses, por su parte el Presidente Mora siguió con los preparativos defensivos de Costa Rica. Entendió que la mejor defensa era avanzar hacia Nicaragua a expulsar de Nicaragua a los filibusteros, habida cuenta que en ese país Walker era quien mandaba.

A principios de marzo de 1856 la tropa costarricense inició su marcha hacia el norte del país y Nicaragua. Los filibusteros, por su parte, en esos días invadían el territorio nacional. A partir del 16 de marzo las tropas costarricenses estaban concentrándose en Liberia, llegando allí también las tropas guanacastecas de llaneros, comandadas por el General José María Cañas, momento en que también los filibusteros llegaban a establecerse en la Hacienda Santa Rosa.

Se había recibido el informe de la penetración filibustera y su establecimiento en San Rosa. Los estrategas del Estado Mayor y del Presidente Mora planearon su combate, llevado a cabo con un éxito extraordinario, el 20 de marzo de 1856. Este combate, conocido como la Batalla
de Santa Rosa, fue realizado de manera sorpresiva contra los casi 350 filibusteros que habían llegado hasta allí. Entre 11 y 13 minutos duró el enfrentamiento militar. Los filibusteros fueron derrotados. Se dio orden de perseguirlos y de asegurar que en el territorio nacional no quedara uno solo, bajo la advertencia de que filibustero encontrado fuera fusilado. Poco más de 20 filibusteros fueron fusilados después de los sucesos del 20
de marzo.

La Batalla de Santa Rosa constituyó un golpe militar y moral contra la tropa filibustera y contra el mismo William Walker. Fue a la vez un triunfo que elevó la moral de combate de la tropa costarricense. Fue el triunfo que aseguró el territorio nacional, que luego se reafirmó el 10 de abril con la Batalla de Sardinal, de donde se movilizaron los soldados para reforzar a las tropas que el 11 de abril se enfrentarían a William Walker en la ciudad de Rivas, en Nicaragua.

Con la Batalla de Sardinal se pudo asegurar y afirmar la posición estratégica de defensa del territorio nacional, porque con esta batalla se logró bloquear el acceso fluvial de los filibusteros hacia el interior del territorio nacional, lo que intentaron, tratando de usar el río Sarapiquí. El escenario de la guerra contra los filibusteros se había desplazado al suelo nicaragüense. Posteriormente, se concentró en un elemento estratégico como fue el control del río San Juan, de la llamada Ruta del Tránsito, por la Compañía del Tránsito que realizaba los viajes por ese río movilizando gente y tropas, y apoyos logísticos a los filibusteros durante los días de la Guerra Nacional.

La Batalla de Santa Rosa es quizá la más importante de todos los enfrentamientos contra los filibusteros, porque fueron derrotados en territorio  acional, se aseguró con ella su no presencia en el país y se pudo asegurar toda la retaguardia de la lucha contra los filibusteros establecidos
en Nicaragua. Los días siguientes a la Batalla de Santa Rosa, con más fuerza, y entusiasmo patriótico se avanzó hacia Nicaragua, con la promesa del Presidente Mora de que íbamos con el afán de liberar al pueblo nicaragüense de la ocupación y dominio que tenía sobre él Walker y sus tropas, de luchar por su aniquilación y asegurar la Independencia de Centroamérica frente a esta presencia extranjera, con la declaración firme del Presidente Mora, que en la entrada a Nicaragua de la tropa costarricense no iba ninguna intención más que la de la liberación de Nicaragua, de
su ocupación extranjera, todo alejado de cualquier pretensión territorial que se pudiera presumir con la presencia militar costarricense en Nicaragua.

La Batalla de Santa Rosa fue la llama encendida que mantuvo en alto el espíritu de combate de la tropa y soldados costarricenses hasta la rendición definitiva de William Walker el 1 de mayo de 1857, cuando se le puso punto final a la gran Guerra Nacional Centroamericana contra los filibusteros norteamericanos.

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