Antes de las elecciones cantonales, insté a votar y manifesté: “Los gobiernos municipales fueron muy importantes en nuestra historia. Depende de todos nosotros que para nuestro bien lo vuelvan a ser” (ver “Nuestro cantón es importante, votemos” en www.rodriguez.cr).
Hoy, que se discute una propuesta para unir las elecciones cantonales con las nacionales, lo que sin duda debilitaría el régimen municipal, me siento obligado a volver a referirme al tema, pues he sido a lo largo de mi vida propulsor de la subsidiariedad y la participación, y por ende de los gobiernos cantonales.
Señalé en ese artículo cómo el centralismo debilitó los gobiernos locales y los pasos que, a partir del Gobierno de don José Joaquín Trejos, se han venido dando para fortalecer los gobiernos municipales, pero a pesar de ellos su presupuesto solo es un 2,2% del total de egresos de las instituciones públicas.
La última de las reformas aprobadas para mejorar nuestro régimen municipal, que es el menos desarrollado en los países de América Central, fue separar la elección de los gobiernos cantonales de la elección nacional. Se aplicó por primera vez en 2016. Esta separación hace que los ciudadanos se enfoquen en los temas de su cantón, y elijan conforme a los planes locales de los candidatos, su conocimiento de ellos y sus ejecutorias. Cuando se unían las elecciones municipales con las nacionales, la propaganda y los intereses nacionales absorbían los temas locales, que merecían muy poca consideración.
Vale la pena recordar por qué los gobiernos locales son importantes. Los problemas nacionales son muchos y de mucho peso. Requieren soluciones nacionales. Si los temas cantonales se tratan juntamente con los nacionales, los primeros pasarán a tercer o cuarto plano. Además, si se dan esas condiciones, las comunidades buscarán que sean las autoridades nacionales las que atiendan sus necesidades. Esto fortalece el centralismo, que es ineficiente.
Los problemas comunales son mejor conocidos por los vecinos del cantón. Por eso el principio de subsidiariedad insiste en que los temas sean tratados y los problemas resueltos por las personas y organizaciones más cercanas a ellos. Además de la eficiencia, los gobiernos cantonales promueven la participación ciudadana en sus propios asuntos vecinales, lo cual fortalece la libertad de las personas, así como su vida y cultura democráticas.,
Se argumenta, en favor de unir los dos procesos electorales, ahorro de recursos y mejor participación. El propio Tribunas Supremo de Elecciones (TSE) ha señalado reiteradamente que esa economía no es significativa. Y no es cierto que unir las elecciones signifique mayor participación ciudadana en las elecciones locales, pues más bien en las elecciones separadas la participación ha aumentado con relación con las elecciones anteriores, cuando se votaba por las autoridades locales al mismo tiempo de las elecciones nacionales.
En la última elección conjunta por puestos nacionales y municipales en 2010, la participación en la votación por los gobiernos municipales fue de solo un 27,9% de los electores inscritos. En 2016, en la primera votación separada, la participación para las elecciones locales aumentó a 35,4%. En 2020 tuvo un ligero aumento a 36,3%. Cierto que en este año esa participación bajó a 31,93 según el resultado preliminar con el 97,7% de las mesas. Pero ese número es significativamente más alto que el de las elecciones de 2002, 2006 y 2010. Ahora el TSE, al oponerse válidamente a la propuesta de unir los dos procesos electorales añade otro argumento en contra.
Hacerlo haría imposibles dos importantes propuestas en la corriente legislativa, una para acortar el tiempo entre la primera y la segunda vuelta si esa fuera necesaria, y el otro para obligar al conteo manual de las mesas cuando los resultados sean de diferencias muy pequeñas. Con las dos elecciones juntas
no habría tiempo para ellas.
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