Juan Bonilla Ayub, impulsor del desarrollo abangareño

Por Eliet Montoya Gamboa. Docente, escritora y empresaria

Cercana en el tiempo, está ahí esa placa, en el Gimnasio Municipal que lleva su nombre. Pero y por qué se le hizo este homenaje a Juan, lastimosamente póstumo?.
Si alguien en Abangares estuvo comprometido con el impulso del deporte y apoyo a la juventud, ese fue él. Hijo de padres de origen libanés, fue parte de esa Colonia, que dio empuje y desarrollo a Las Juntas y al cantón. Juan Bonilla Dib y Badhía Ayub, asentados en el centro de población, fueron ejemplo de compromiso con el avance y obras de la comunidad, para sus hijos. Juan, una vez terminada la secundaria, se fue a Estados Unidos a hacer su carrera universitaria, desde donde venía en vacaciones hasta Las Juntas. Recuerdo haberlo visto pasar por la calle ronda, arreando ganado de la finca de su padre en el Botadero, con el sabanero Bonifacio Dinarte. Lo llevaban a San Juan Grande a otra finca de su propiedad.
Juan siempre amó sus raíces y cuando regresó al país definitivamente, quiso colaborar con los jóvenes del pueblo, fundando un equipo de basketball que llamaron Los Celtas. No lo olvido, porque muchos de mis compañeros de Colegio, formaron parte de ese equipo. Un gran apoyo tuvo en su esposa Alicia y su amigo Toñito Segnini Mekbel, una siendo su inspiración
y el otro como gran colaborador del equipo. Con Los Celtas, Abangares alcanzó un renombre a nivel nacional, dada la calidad competitiva de
los muchachos y su entrenador.
Siendo ingeniero de profesión, tuvo la oportunidad de llegar a ser Presidente Ejecutivo de la Corporación de Desarrollo (Codesa). Desde ahí donde promovió la creación de la Fábrica de Cemento en la bajura de Abangares. Fue Regidor Municipal y siempre se empeñó en propiciar mejores oportunidades para la juventud. Fue quien consiguió el financiamiento para hacer el Gimnasio, donde está enterrado el legado de la estructura de la primera escuela del poblado.
En la Hacienda La Culebra, se dedicó al cultivo de la manga para la exportación y la crianza de ovejas para el consumo de su carne en el mercado nacional. Sin embargo, una enfermedad degenerativa, fue minando su salud tempranamente. Acabó con aquel hombre de eterna sonrisa, del apretón de manos, de mirada sincera, a quien extrañamos quienes tuvimos la dicha de conocerlo.
La anterior Municipalidad, quiso reconocer su trayectoria en el cantón, bautizando el Gimnasio con su nombre. Justo y merecido homenaje póstumo. Juan fue un verdadero impulsor de desarrollo!

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