Se trata de la llamada Casa Baltodano Agüero en Liberia, que recibió el título de patrimonio histórico-arquitectónico de Costa Rica, y los datos señalan que se construyó en la década de 1840 y se ubica 100 metros al este de la antigua Gobernación de Guanacaste.
En ese edificio funcionó a finales de los años 40 hasta la década del 60, una fábrica de mantequilla de la familia de don Aristides Baltodano Briceño, un exitoso negocio que permitió enviar el producto al Valle Central dos veces a la semana en los aviones de Lacsa.
Para mantener fresca la leche, los dueños instalaron una hielera y de hecho los familiares conocen la vivienda como “La hielera”. Tras fracasar el negocio, por la llegada de una empresa fabricante de margarina, en San José, la casa la ocupó su nuevo dueño, el ingeniero Aristides Baltodano Guillén y su esposa Ana María Agüero, junto a sus hijos, Aristides, Ana, Xinia, José y Manuel Francisco.
Herencia para liberianos
Luego la familia se trasladó a una casa al costado oeste del parque central y la casa fue alquilada a don José María Darcia que ejercía labores de abogacía, así como a otras personas. En la actualidad funciona un restaurante.
“Desde hace años estábamos preocupados cómo preservar esta casa para la comunidad liberiana. Es una de las pocas casas de hacienda que quedan en Liberia y de las primeras que hubo, por eso la propusimos para que fuera considerada como patrimonio histórico-arquitectónico”, manifestó el médico pediatra, Aristides Baltodano Agüero, codueño de la propiedad.
Agregó que “obviamente, cumplir con ese proceso, que llevó varios años, nos llena de gran alegría, porque si se llegara a vender, el patrimonio sigue ahí y nadie podría botarla. Eso le da la seguridad, la certeza a la comunidad liberiana, de que se conservará, porque es una casa histórica, protagonista de todos los eventos importantes de Liberia”.
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