Con justicia se le llamaba Míster Guanacaste
El ciudadano de origen belga Hubert Gysemans, fallecido el jueves 19 de diciembre de 2022, en un accidente de tránsito, fue incansable promotor turístico de Guanacaste. Su trabajo constante y efectivo logró anexar a Guanacaste al mundo.
Conocido como Míster Guanacaste, es recordado como el impulsor de las obras claves para el desarrollo de la gran provincia, repleta de lugares de gran belleza natural.
Cuando íbamos a Flamingo, era obligado visitar a este belga en Amberes, exitoso y emblemático sitio; famosa era la fiesta para fin de año: todos estaban invitados y, si no había espacio, tocaba quedarse en la cuesta.
Cuando venía a San José, siempre pasaba a verme al restaurante. Hablaba con dificultad, producto de una traqueostomía practicada cuando, hace varios años, tuvo un accidente de tránsito en La Florida. Las cosas de la vida: no fue aquel procedimiento quirúrgico el causante de su muerte, si no este segundo accidente de tránsito.
Pereció Hubert en el sector de Santa Cruz, sitio donde precisamente él, junto a otros empresarios fundaron —en 1995—, la Cámara Guanacasteca de Turismo (Caguatur), que luego se llamó Cámara de Turismo Guanacaste (Caturgua); desde entonces fue muchas veces el presidente y luego fue nombrado su presidente honorario, por su extraordinario y portentoso trabajo.
Un tremendo visionario y ejecutivo
Aunque costaba entenderle y uno se acongojaba al oírlo, se le entendía todo porque se comunicaba con el corazón; siempre hablaba de Guanacaste y de las posibilidades de desarrollo. Fue él quien más impulsó la construcción de un aeropuerto internacional Daniel Oduber en Liberia.
El periodista José Manuel Peña, director del prestigioso periódico Anexión, quien conoció muy bien a Hubert, comunicó inmediatamente la decisión de declararlo en forma póstuma como el Hijo Predilecto de la Provincia.
El reconocido abogado Viko Pacheco, subrayó las ironías de la vida: “Hace pocos meses estuve conversando con Hubert de su propuesta para reparar el dañado Aeropuerto de Liberia. Ambos temíamos que las líneas extranjeras decidieran no aterrizar más por el riesgo de daño a sus aviones. Hubert tenía un concepto muy claro de cómo hacer la reparación con el menor daño a la circulación y a un costo infinitamente inferior al estimado por las autoridades gubernamentales. Estos son los hijos que son bienvenidos a Costa Rica”.
Por su parte el empresario Marco Vinicio Ruiz lamentó la noticia de la muerte de Hubert: “apasionado por su profesión, Amberes será recordado por toda la juventud de ese entonces. Nunca olvidaré su gesto de ayudarme cuando mi pesada Toyotona se quedó pegada en la Penca, él llegó a sacarla, resolvió el problema y acabó mi susto”.
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