Recuento de vivencias y experiencias infantiles, juveniles y adultas

Por Solón Chavarría Aguilar. Médico, escritor, político, diplomático

Muchas gracias por compartirme esa belleza de la naturaleza criolla con esos marañones. Recuerdo que en todos los cercos hacían fila los palos de marañones, con sus bellos colores de amarillo, verde y rojos, haciendo “juego” con las hojas verdes que lucían su juventud y las amarillas que, no por ser más viejitas perdían su encantadora belleza.

Tal como los seres humanos de nuestra querida tierra Guanacasteca que, siendo jóvenes rebozan de alegría y cuando son viejos (as) brotan de sus labios palabras románticas cargadas de simpatía que, fácilmente la expresamos con una buena bomba y un sabroso uyipipiiiiaaa. Sueños que dan paz. Siempre sueño con ser libre hasta el final de mi vida terrenal. Más cuando niño soñaba en el regalo de navidad, también pensaba y soñaba que, algún día sería capaz de regalarme lo que me gustaría tener, para así poder ser libre y no depender de nadie. Pues mis sentimientos de libertad se cimentaron en la pampa Guanacasteca, al ver correr en estampida natural al caballo cimarrón, cuando se rebelaba a que le cayera la soga en su pescuezo juvenil.

En el cual los músculos se marcaban en un cuello elegante, altivo, fuerte y adornado con un pelambre tornasol que, brillaba al caer los rayos del ardiente sol, lo cual parecía “encabritar” aquel caballo juvenil que, brincaba y brincaba como si aquello fuera el ritual que lo preparaba para salir en estampida buscando la ansiada libertad. Y cuando adolescente muchas veces soñaba con llegar a ser profesional, mientras tanto decía que, yo iba a ser un médico que curaba con solo una medicina.

En ocasiones quise aprender a tocar guitarra y rápido me di cuenta que aquello no era lo mío. También quise aprender a “tocar marimba”. Pero rápido me di cuenta que aquello no era para mí. Muy temprano me convencí que “El Fuerte mío era el estudio”, pues a la postre me convencí de tener una memoria privilegiada ya que, cuando leía algo con mucha facilidad lo grababa en mi cerebro infantil y luego juvenil. También cuando en la escuela a mis maestros escuchaba aprender se me facilitaba.

Ya en segundo grado cuando tenía 8 años de edad mi maestra Clementina Jirón decía que yo no dejaba trabajar a los compañeritos, porque cuando ella preguntaba algo sobre lo que nos enseñaba yo contestaba muy rápido, por eso ella me mandaba a comprar chicharrones donde Chico Días. Además, al parecer me iban a pasar a tercer grado de escuela, pero que yo no había estado de acuerdo. Lo anterior lo contó su hija Ana Héctor Jirón frente a mi esposa Elsie Víquez Vargas, durante una actividad para celebrar la marimba (símbolo de nuestro pueblo) dedicada a mi hermana Maribel Ortega Aguilar (que descanse en paz).

Resulta que yo ya sabía de aquello que mi querida maestra y mi madre estaban tramando, es más me acuerdo que no quise pasar a tercer grado porque ellos iban “muy avanzados”. Según mis cálculos. También porque iba a dejar a los compañeritos de segundo grado. Al final de mi transitar por este mundo terrenal y llegando a conocerme mejor he llegado a la conclusión que, en el fondo soy un tanto tímido y calculador. No me gusta hacer algo sin estar completamente seguro.

Es más una vez que me he ido conociendo y haciendo un repaso de mis logros alcanzados y valorando los resultados, he llegado a pensar retrospectivamente que, en tercer grado de escuela también me hubiera ido muy bien, pero está almacenado en mi memoria tantos hubieraque, habrían sido exitosos y otro tanto que me hubiera embarcado, por eso último es que en ocasiones cuando he tenido experiencias negativas, me ha llevado a ser cauto al enfrentar una que otra aventura. Mientras tanto nunca me olvido del dicho. “El que con leche lo han quemado, hasta la cuajada sopla”.

En política muchas veces he tenido éxitos y otro tanto de fracasos, siendo que las primeras me han llenado de alegría y las otras de tristeza. Cuando analizo mi diario vivir en mí ya larga existencia terrenal (78 años), me siento un ser humano bendecido, agradecido y feliz de mi misión cumplida durante toda mi existencia. Siendo un ser humano noble, creyente y agradecido, con humildad, respeto y devoción me arrodillo, junto mis manos y mirando hacia el cielo digo.

“Gracias Dios bendito por tanto que me has dado”. Y siendo solidario como siempre he sido, nada más te pido con humildad, fervor y confiado en tu gran poder, para que en el mundo prive La Paz, el amor, la bondad, el respeto mutuo, la amistad y felicidad entre los seres humanos. También te pedimos Señor que se mantenga el equilibrio sano y vital con la flora y fauna, para que todos los habitantes humanoides del globo terráqueo actual y todo aquel de la posteridad, a tu nombre hemos de cuidar el planeta que nos has dado en custodia como si esto fuera siempre.

UN PARAÍSO TERRENAL

Cuando guilas allá en mi pueblo decían. “No seas tan burro”, cuando alguien no sabía o no aprendía algo. Y ahora nos damos cuenta que los japoneses comen burro y no se hacen “burros”. Más bien son “vivos” El mensaje es muy sencillo. La tierra es muy importante, pero lo más importante es quiénes la habitamos y si hacemos buen uso de lo que Dios nos dio en administración. Para eso debemos aprender a vivir en paz, ayudándonos unos otros, no importando de dónde viene cada quien, sino si se sabe vivir en paz, democracia y libertad. Sobre todo si sabes amar a quienes te rodean.

Be the first to comment

Leave a Reply

Your email address will not be published.


*