Disidencia y circulos de poder en el acta de unión del Partido de Nicoya a Costa Rica

Dr. Raymundo Brenes Rosales

La Constitución de 1812, promulgada por las Cortes de Cádiz, disponía que la Capitanía General de Guatemala se dividiera en partidos. Mediante esta disposición, se creó el Partido de Nicoya, siendo también partidos Nicaragua y Costa Rica. Declarada la independencia, las autoridades nicaragüenses, empezaron a ejercer cierta influencia sobre este partido, especialmente en Guanacaste (Liberia). Los disturbios políticos de Nicaragua provocaron inquietud y malestar en el Partido de Nicoya. Las provocaciones sentidas desde Nicaragua, propiciaron un deseo de este partido de unirse a Costa Rica.

En las actas de los ayuntamientos de Nicoya y Santa Cruz se manifiesta éste deseo, en cambio en Guanacaste (Liberia) hubo cierta indiferencia. Tenemos que resaltar, que la unión del Partido de Nicoya a Costa Rica, no fue un proceso fácil y espontáneo, porque siempre se contó con la presencia de fuertes voces disidentes. Este exitoso proceso unionista fue producto de la participación activa de dos redes de poder que se habían formado y fortalecido a lo largo del tiempo.

El primer círculo de poder y el más sólido por su antigüedad, se encuentra analizado por el Máster Arnoldo Rodríguez Espinoza, centrado en la población de Nicoya. El segundo círculo de poder, (que estoy analizando en un libro próximo a publicar), fue replicado con ligeras variaciones en las zonas de los actuales cantones de Santa Cruz y Carrillo. El círculo de poder de Nicoya fue organizado y dirigido por la familia Briceño y el segundo círculo de poder nació y se fortaleció a través de alianzas matrimoniales de dos familias más poderosos de la región, a saber, la familia Ramos y Sequeira.

Para que estos círculos de poder tuvieran efectividad política, debían tener presencia en un cabildo, factor que potenció la fundación de Santa Cruz. Tanto en Nicoya como en Santa Cruz, el acceso a los puestos de Cabildo, estaban sujeto a la pertenencia a una élite social. Desempeñar un cargo público, no solo era un honor, sino que también hacía visible su pertenencia a una posición social destacada. Casi nunca las cabezas de las familias hegemónicas asumían directamente esos cargos, pero quienes eran electos mostraban una pertenencia a estos grupos privilegiados.

El Cabildo entonces se convierte en una institución de poder de las élites sociales. Así estructurado y conceptualizado la figura del Cabildo, resultaba más fácil tomar decisiones comunes entre Nicoya y Santa Cruz. La creación de la población de Guanacaste (Liberia) no quebró esta unión. Liberia, fundada antes que Santa Cruz, siempre se mantuvo distante de Nicoya. Entre ellas no existían vínculos familiares que permitieran atenuar las grandes diferencias del modelo económico entre ambas poblaciones.

Con respecto a ese poder de esas dos élites y su influencia en las decisiones de los cabildos, Cabrera nos señala lo siguiente: “Los ricos hacendados de Nicoya y Santa Cruz…meditaron acerca de los hechos que en la vecindad se sucedían, pensaron seriamente sobre el porvenir del Departamento, tuvieron reuniones privadas, cambiaron ideas y concluyeron por tomar una resolución definitiva.” Cabrera, p,14. Más adelante, el mismo autor nos señala: “Producto de aquella resolución, fue el pronunciamiento que el 25 de julio de 1824, hicieran espontáneamente los vecinos principales de Nicoya, para agregarse al Estado de Costa Rica, acto que secundaron con igual entusiasmo y que ratificaron con menos decisión los ciudadanos que componían las municipalidades del Partido.” Cabrera, p,14.

No podemos hablar de la existencia de un cabildo abierto o de un cabildo ampliado. El acta de unión fue una decisión diseñada, manejada y ordenada por las élites dominantes de Nicoya y Santa Cruz y que debían de ser ratificadas por los cabildos de estas poblaciones. Así, el acta de unión (mal llamada anexión) fue un acto planeado y ejecutado por la élite gobernante de Nicoya y Santa Cruz. La unión del partido de Nicoya a Costa Rica fue una prueba de fuerza de estos dos grupos dominantes, sin embargo, las fuerzas disidentes estaban tomando más fuerza. Un año más tarde, este dominio fue sometido a una gran prueba.

Un año más tarde, ambos cabildos suscriben un documento que es un juramento a la Ley Fundamental del Estado Libre de Costa Rica. El primero en suscribirlo fue Nicoya. De igual manera, el 29 de agosto de 1826, la municipalidad de Santa Cruz, levanta un acta semejante a la hecha por la municipalidad de Nicoya. Liberia seguía sin pronunciarse sobre el acta de unión y los pueblos de Lagunilla y de la costa de Santa Cruz se mostraron en contra de suscribir el juramento a la constitución del Estado de Costa Rica.

Esta fisura en el poder del grupo hegemónico de Santa Cruz, tenía que ser contenido, para evitar su propagación a un área mayor. Para ello, ejercieron una acción de persuasión, que en nuestro lenguaje coloquial se define como “voluntario”, mitad voluntario y mitad obligatorio, que culmina con un acto de retractación y aceptación a
dicha juramentación. El acta que se levantó al efecto dice lo siguiente: “En el pueblo de Nicoya, a los diez y siete días del mes de Sepe(sic) de 1826. Reunidos en esta sala con asistencia de los individuos de los barrios de la Costa y Lagunía (sic) que se habían extraviado engañados, según ellos lo manifiestan, del obedecimiento a la Ley Fundamental y todos confesando sus yerros, se han presentado voluntariamente a prestar juramento de obediencia y sumisión a la Constitución del Estado de Costarrica (sic) el que se les exigió con arreglo a las

Leyes del caso, y todos pidieron que este acto de sumisión se certifique y se dé cuenta al G. Supremo para su satisfacción, al cual se comprometen presentarse por sí o por medio de mandatarios a impetrar (sic) la gracia de que se les indulte, pues desde ahora le prometen la mayor lealtad y obediencia: cuyo acto firmó el G. Municipal y los vecinos que supieron por ante mí el presente Secretario. Roque Rosales, Pedro Peraza, Juan José Viales.” Cabrera, p 20.

Tanta humildad y sumisión de los Pueblos de la Costa y Lagunilla, únicamente lo que señala es la fuerte presión ejercida por los dos círculos de poder existentes, para acallar cualquier voz disidente que se atreviera a oponerse a sus designios. Por el momento, los cabildos de Nicoya y Santa Cruz, dominado por estas élites, concentraban el poder político y económico. Sin embargo, las fuerzas disidentes no desaparecieron y marcaron de alguna manera el debilitamiento de estos dos grupos hegemónicos. Autores citados. Rodríguez Espinoza, Antonio. Una familia de poder en el partido de Nicoya: El linaje Briceño Viales. Cabrera, Víctor Manuel. El Centenario de la Incorporación del Guanacaste.

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