Turismo 4 estrellas y más

Por Jorge Isaac Vargas Araya

Conozco Guanacaste desde hace más de 70 años. Se viajaba a pie o a caballo, o en carreta de Nicoya a Puerto Carrillo. De Puntarenas salían las lanchas para Puerto Humo o para Puerto Carrillo. Eran otros tiempos. Nadie pensaba en turismo, ni nacional, ni internacional. En los cerros sólo había pasto suficiente para una res por cada 2 hectáreas. Pobreza abundaba y no había fuentes de empleo. Éramos pocos. No había caminos, carreteras. Todo era muy rústico. Hoy, 2025, mes de abril, ya esto es muy diferente.

Poblaciones originarias casi no hay en cercanías de las playas, en muchos de los cerros ya no se ve ganado. Ahora hay abundantes construcciones de millones de colones o de dólares. Ahora tenemos hoteles de 400 dólares la noche y hasta 15.000,00 dólares la noche. Así como lo lee. Ya no hay turismo de huevo duro y frijoles molidos en pan cuadrado con fresco de sirope, de tamarindo o de limón. Ya las casadoras desaparecieron. Ahora hay playas en donde cuesta entrar.

Gente guanacasteca ya casi no hay en estos lares. Qué se hicieron? No sé dónde están, aquí no se ven. Que hay puestos de trabajo para ellos? No creo. El sistema educativo siempre ha sido muy deficiente en la zona rural. Nunca estas poblaciones fueron preparadas para este cambio tan violento. Vino la inversión gruesa de afuera de la región, de fuera del país, moneda dura y fuerte. Quiénes son los dueños? No son ticos. El turismo de 1 o 2 estrellas no genera desplazamiento de las poblaciones originarias, no hay angurria de inversión, es la sodita o la fonda de la vecina, es la de piso de tierra o de madera, no es la de piso de porcelanato, ni de aire acondicionado, ni de piscinas individuales, ni de jacuzzi en la habitación.

Ese turismo autóctono, de abanico de papel no genera gentrificación. Genera empleo para las poblaciones originarias. Todo esto me lleva a reflexionar sobre lo que estamos entendiendo por crecimiento, por desarrollo, por bienestar de la población o que la población esté bien. Los números no mienten, los datos son duros, son reales. La pobreza disminuye con el turismo de 4,o de 5 o de 7 estrellas? Este turismo, genera empleo real y efectivo para las poblaciones originarias, o genera estrujamiento y desplazamiento de esas poblaciones? No lo sé. Pero recorriendo Sardinal, Filadelfia, Río Cañas, Bebedero, La Cruz, El Jobo, Cuajiniquil, Paquera, Santa Teresa, Samara, Carrillo, Pacífico Central, Fortuna, Chachagua, San Isidro de Peñas Blancas, Península de Osa y tantas comunidades costeras, la verdad no veo tanto beneficio directo en esos pueblos originarios.

Me parece que no debemos poner tantos huevos en esas canastas. Es tiempo para pensar en el tipo de desarrollo, crecimiento y oportunidades que queremos para nuestros pueblos originarios. Creo que ahí no está el nicho de oportunidades para ellos. Pensemos mejor y procuremos mejores caminos más equitativos para todos. Así pienso.

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