
La vejez es una de las etapas de la vida en la que más cambios se producen a nivel corporal. Esto no solo puede repercutir en la salud sino también en la manera en que nos relacionamos con las demás personas y cómo nos desenvolvemos en nuestra rutina diaria.
•Realizar actividad física: mantenerse activos ayuda a cuidar de la salud física y mental, además de garantizar autonomía. También es necesaria porque colabora en la prevención de la ansiedad, demencia, cáncer de colon, depresión, enfermedades cardiovasculares y diabetes.
•Interacción social: la relación con personas de su entorno como amigos o familiares, o nuevas personas por conocer, ayudan a mejor la estabilidad emocional.
•Alimentación balanceada: elegir alimentos con gran aporte de nutrientes y alejarse de aquellos que pueden traer problemas de salud es un hábito muy positivo. Los pescados, los huevos y los lácteos descremados y fortificados aparecen entre los más recomendados.
•Aprendizaje: mantener activo el cerebro al participar de cursos y capacitaciones es una gran inversión en salud. No fumar: este y cualquier tipo de vicio debe ser evitado para prevenir enfermedades y garantizar un organismo limpio.
•Consumo de alcohol: el consumo moderado o el consumo nulo es beneficioso para el cuerpo. Evita ciertas enfermedades y accidentes.
•Dormir bien: principalmente en la noche, el buen descanso es necesario para cuidar del cuerpo y la mente. Dormir entre 7 y 8 horas diarias contrarresta síntomas de ansiedad y estrés, y disminuye la posibilidad de tener sobrepeso.
•Mantener su peso: al controlar su alimentación y realizar ejercicio también cuida su peso corporal, previniendo así sufrir varias enfermedades y manteniendo la masa muscular.
•No automedicarse: siempre es recomendable la prescripción médica para evitar padecer cualquier efecto adverso.
•Vacunarse: es la forma más adecuada de proteger al organismo de virus e infecciones. Dosis contra tétanos, coronavirus, antineumocócica y antigripal son las más recomendada.
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