La historia de los sabaneros o vaqueros de nuestra provincia data de tiempos inmemoriales y fue realizada por indígenas en sus cofradías religiosas, esclavos en hatos de ganado de españoles y posteriormente por mulatos y zambos en las grandes haciendas o pequeñas fincas de los primitivos habitantes de la zona.
La industria del ganado generaba, leche, queso, cebo, cueros para albardas o camas o bien ganado entero que se vendía en Rivas o Leon, Nicaragua o bien se embarcaba rumbo a tierra firme como Panamá. A través de los años esto fue moldeando una cultura propia en los habitantes de la zonas ya que la mayoría le trabajaba a los grandes hacendados , muchas veces teniendo planillas hasta de 40 o 50 peones, sabaneros y cocineras.
Alrededor de este tipo de haciendas se formaron muchos pueblos y hasta cantones de la actualidad, donde el hacendado muchas veces era el amo y señor de estos sitios. Con todos estos rasgos y distintivos se formaron un lenguaje y una identidad propia en el ser guanacasteco, que lo distinguen de otras áreas del país.
Relato de José Fidel Tristán. 12 de febrero de 1905, hacienda Las Catalinas, Bagaces.
Ya muy tarde regresamos a la casa. Las estrellas brillaban y todavía quedaba en el cielo una coloración rojiza muy tenue mientras tanto los sabaneros habían regresado y estaban materialmente devorando su comida: arroz, frijoles, gruesas tortillas y café. Uno de ellos apareció en traje de gala pantalón blanco con dos monedas en el alitranco del pantalón entre ellos es la moda, camisa de lana y sombrero de vicuña, los compañeros le dijeron algo, pero el galán poco se preocupó de estas cosas, se dirigió al patio y arreglo su caballo. Después de un silbido, apareció una de las mujeres, a la luz de una mala lámpara pude ver que tenía enagua blanca muy engomada y flores en los cabellos, el sabanero montó la dama se subió a una silla y de un salto se montó en la albarda y en un momento desaparecieron en las sombras de la noche, iban al Bebedero a ¡bailar con marimba! Es extraordinaria la resistencia de estas gentes, trabajan todo el día y bailan toda la noche.
Crónicas de viaje de Félix Belly al Guanacaste, año de 1858.
Vaqueros siempre a caballo que le obedecían al capataz no eran más que bloques negros apenas devastados, que solo conocían sus rebaños y los arboles de sus selvas pero a los cuales se podían pedir sin temor toda clase de servicios. La comida consistía casi exclusivamente, tortillas, queso y tasajo, tiras de carne de buey, saladas y secadas al sol , que ponían al fuego al estilo de los antiguos bucaneros.
En una cocina abierta por todos lados habían varias mujeres ocupadas en preparar estos suculentos manjares, dos de ellas, encargadas de la sección de las tortillas apenas daban abasto para la tarea de su laboriosa preparación.
Fotos de sabaneros y cocinera en haciendas de Guanacaste. Recopilación Josema Cabrera.
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