Tras los implacables aguaceros que azotaron a Guanacaste, recientemente, llegaron para quedarse durante varios meses, los palos de coyol, que producen una bebida especial. En lasa famosas coyoleras, atendidas por gente experta, se reúnen las personas o contertulios, en un ambiente de guitarras, cantos, poesía, gallina criolla y otras comidas a disfrutar, ojalá en tiempos de luna llena. Estos palos producen por día muchas botellas de vino de coyol, que al salir es muy dulce y conforme pasan las horas se pone fuerte.
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