La Cooperativa de Productores de Sal (Coonaprosal R.L), llegó a los 50 años de fundación, por parte de unos visionarios vecinos de Colorado de Abangares, que decidieron sacarle provecho a la cercanía del Golfo de Nicoya y bajo el sol inclemente, producían esa materia prima necesaria en la confección de alimentos.
Carlos Bonilla Ayub, líder desde el inicio, contó a Anexión, que todo empezó cuando el ingeniero Álvaro Jenkins Morales, gerente de la Corporación Costarricense de Desarrollo (Codesa), entidad estatal, les consiguió un crédito por C2000.000 y eso les dio la oportunidad de organizarse en una cooperativa.
Al principio se recoge agua salada y se cocinaba en pailas con leña, entre 5 y 6 por ciento de salinidad, luego se poneen estanques, para que se ponga delgada, hasta llegar al 80 o 90 por ciento de salinidad . Después se deposita en un recolector, el agua se pone en pilas plásticas, durante 8 días se seca, quedan los cristales de sal, se bota el agua fuerte, con lo cual se echa en sacos, para llevar la materia en bruto a la refinería que se encarga de elaborar varios tipos de sal, destinados al consumo humano, industrial y ganadero.
Coonaprosal también se extendió a Jicaral en la Península de Nicoya. En estos 50 años la cooperativa ha sido clave en el progreso y desarrollo de varias comunidades, donde aún las personas doblan la espalda para producir sal, cuya marca comercial mas conocida es Sal Sol.
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