Tiempo navideño y de renacer en los pueblitos, que adheridos a la tradición, con los recursos que había abundantes en el campo, hacían surgir los hermosos portales en las casonas grandes de madera y en las casitas humildes de piso de tierra.
Cuando florecían los saragundíes y punteaban las pastoras rojas en los cercos, llegaban aromas de verano que llevaba el viento norte… Las fondas de la Calle del Comercio de Las Juntas, cocinaban en sus humeantes fogones con ollas ventrudas de hierro, de esas que les muestro en la foto, para vender tamales de cerdo con el aromático café llegado de los cafetales de la Altura, donde los chiquillos cosechaban con sus familias, rodeados de neblina, llovizna y ventoso frío. Tiempos en que las vacaciones de las escuelas de zonas cafetaleras, empezaban en noviembre, en función de la cosecha del grano de oro. Y en Las Juntas también se sembraban cafetales y había patios de asolear café, maíz y frijoles.
Hace poco, pude apreciar una hermosa cocina de leña, fruto de las manos del maestro albañil José Ulloa, esposo de Anatolia Cruz, quienes fueran pioneros de Las Juntas. Esa cocina es un monumento a una época de progreso, esfuerzo y talento, que marcó a muchísimas familias herederas de valores fundamentales y apego a las tradiciones. En la foto pueden apreciar esa cocina, que cuidan y muestran con orgullo los descendientes de José Chan Lee. Está hecha de concreto, de ese que llegaba en barriles transportado en barco desde los confines de la Tierra.
Una cocina enorme donde desfilaron cocineras del pueblo. Así aprendieron a comer la comida tradicional costarricense las familias chinas, junto con la comida herencia de sus raíces, que aún hoy conservan. En los años de principios de siglo, cada Navidad había mesas de ventas de comidas a lo largo de la Calle del Comercio: gallinas rellenas de papas y huevos duros, atolillo de arroz, tamales, cenas completas con pierna de cerdo y lomos rellenos, donde muchas familias compraban y otros comían ahí mismo sentados en bancos de madera.
Muchas veces habrán tenido que correr aquellas emprendedoras para protegerse de los pleitos de mineros, que no faltaban en esa calle. Bailes peseteados en la calle y bailes de gala de la llamada sociedad, que encumbrada, se reunían en el patio de asolear arroz, de Alfonso Apuy o de Manuel Acón, bajo los acordes de alguna orquesta famosa… En muchos hogares, Pesebre, rosario, música de acordeón y guitarras, cantando al Niño Dios, con comidas y villancicos regionales hasta el amanecer…. Navidades de ayer, que en el eco del río y teniendo como testigo las actuales paredes de los negocios, rememoran sobre las épocas navideñas de un pasado que existe en la memoria para no olvidar!
Feliz Navidad y abundantes bendiciones en salud, paz y prosperidad, son nuestros mejores deseos para ustedes, que nos animan en la labor de divulgación del Patrimonio y el apego a nuestra historia todo el año.
Be the first to comment