Formada como lecho de la compleja red hídrica de la amplia cuenca del río Tempisque, desde los siglos de los siglos se ha inundado y eso es parte fundamental de su dinámica geomorfológica, del origen de sus suelos e incluso de sus ricos mantos acuíferos. Por los próximos siglos será así y es probable que con el cambio climático aumente la ocurrencia e intensidad del fenómeno.
La respuesta correcta es la ADAPTACIÓN CULTURAL a las benditas inundaciones para evitar lo malo y aprovechar lo bueno. La agricultura, la ganadería, el turismo, el urbanismo, las carreteras, los puentes, los aeropuertos, el comercio y todas las formas de asentamiento humano deben adaptarse, en su diseño y ejecución, a tal característica de la llanura de inundación del Tempisque. El agua no se nos mete, sino que nosotros nos metemos al agua. Para evitar problemas debemos adaptarnos a ese medio ambiente y adoptar prácticas culturales en toda actividad humana que nos permitan seguir viviendo en esa bella Bajura Guanacasteca.
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