La Anexión del Partido de Nicoya a Costa Rica: Una historia desconocida

Dr. Raúl Fco. Arias Sánchez Ph.D. Historiador

Los costarricenses hemos conmemorado cada 25 de julio, entre chonetes, pañuelos rojos, comidas típicas y gritos sabaneros, la anexión, adhesión o unión del Partido de Nicoya a Costa Rica, creyendo que aquel día del año 1824, los pueblos de Nicoya, Santa Cruz y Liberia, como un solo bloque, henchidos de patriotismo, firmaron con júbilo y alegría su adhesión como territorio costarricense; al grito, falso por cierto pues fue inventado por un Ministro de Estado, a principios del siglo XX “de la patria por nuestra voluntad”.

Después de alcanzada la Independencia absoluta regional centroamericana del Imperio Mexicano, el 1 de julio, 1823, los cinco nuevos Estados libres se unieron en la República Federal de Centroamérica. Dentro de ese contexto político liderado por las ideas filosóficas del Liberalismo Republicano, sólo quedó un territorio autónomo de los nuevos Estados libres de Nicaragua y Costa Rica, el Partido de Nicoya.

Tanto Nicaragua como Costa Rica pretendían atraer a sus ámbitos de soberanía a nicoyanos, santacruceños y guanacastecos. No obstante, mientras que los nicaragüenses se hallaban a las puertas de una guerra civil entre leoneses y granadinos, los costarricenses conformaban una gobernanza caracterizada por una élite tabacalera y minera pujante, cristalizando una paz social que persiste hasta la actualidad; construyendo un importante desarrollo económico, encaminado a definir un exitoso modelo capitalista agroexportador cafetalero, destinado al mercado globalizado británico.

Nicoya y Santa Cruz, mantenían desde su fundación, en el año 1522, una población autóctona de sangre indígena, española y negra (por los esclavos, introducidos desde Jamaica, junto con la caña de azúcar). Por su parte Guanacaste, había sido fundado por hacendados ganaderos granadinos y rivenses, en 1769. Así es como se forjaron dos grupos étnico-culturales con importantes diferencias: los nicoyanos en la bajura del sur y los guanacastecos o liberianos en la altura del norte. Las poblaciones de Bagaces y Cañas, nunca formaron parte del Partido de Nicoya, ya que fueron fundadas por migrantes del Valle Central, siendo unidas a la Factoría de Tabacos de San José, por la Audiencia de Guatemala, en 1805.

En marzo de 1824, adelantándose a Nicaragua, la Junta Superior Gubernativa de Costa Rica, presidida por Juan Mora Fernández, envió una invitación de adhesión a los tres poblados. El 25 de julio, después de celebrar dos cabildos abiertos, solamente Nicoya votó por la “agregación” al Estado de Costa Rica, Santa Cruz aceptó la unión el 9 de agosto. Pero Guanacaste rechazó la propuesta, aduciendo que se unirían a León.

El 24 de setiembre de 1826, por decisión razonada de la República Federal; la totalidad de poblaciones del Partido de Nicoya fueron unidas a Costa Rica, en virtud de que el 76% de pobladores ya se habían unido por voluntad popular. Finalmente, el 1 de diciembre de 1834, Guanacaste juró ante la Constitución costarricense.

A lo largo de los siglos XIX, XX y XXI, tanto la provincia de Guanacaste ha defendido su histórica decisión; ratificada por el Tratado Cañas-Jerez, de 1858. No obstante la realidad histórica, diametralmente opuesta a la versión conmemorativa popular; cada año se insiste en dejar en el más absoluto olvido tanto los hechos como los próceres protagonistas de aquella gesta unionista; sustituyendo la historia por falsos bailes y trajes típicos; aludiendo a un mal entendido concepto de folklore que muy poco representa a las gentes y pueblos protagonistas de aquel largo y azaroso proceso político que integró finalmente a Nicoya, Santa Cruz y Guanacaste, más tarde Liberia, a la nación costarricense.

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