El fenómeno político más significativo del siglo pasado en Guanacaste fue sin duda alguna la aparición del doctor Francisco Vargas Vargas, bajo el reflejo del pequeño partido regional Confraternidad Guanacasteca, construido mientras curaba el dolor de su pueblo.
“El aislamiento, la pobreza y la falta de oportunidades en educación, empleo, entre otros, en que se hallaba la mayoría de la población guanacasteca fueron factores decisivos en la conformación del mencionado Partido” (1). Graduado con honores en Francia, como Médico y Cirujano en 1934, el doctor Vargas se topa con un complejo panorama social donde la miseria, el desempleo, la falta de escuelas, la ausencia de hospitales y seguridad social y los pésimos salarios, aunado con la acumulación de la tierra por los grandes hacendados y la exclusión que sufría la provincia en el concierto nacional, tenía casi moribunda a la población rural, bajo la indiferencia de los políticos locales, siempre representantes fieles de los grupos de poder (hacendados ganaderos, madereros y comerciantes).
Pareciera que el doctor Vargas regresó de sus estudios en Europa con grandes ideales médicos más que políticos, pero en algún momento de su ejercicio profesional sufrió una profunda conversión personal que lo empujaría poco a poco a abandonar su profesión de doctor para iniciar su carrera política: era esa situación inevitable que padecen las personas con hondo compromiso social cuando descubren la oscura telaraña política que apaga las expectativas populares y propuestas alternativas de desarrollo si no están al servicio de intereses políticos particulares.
El doctor Vargas fue “hombre de una profunda cultura, lector incansable, humanista con vocación universalista y lleno de amor por su nación, se dedicó a luchar por la salud del pueblo costarricense y también a condenar las malas prácticas de la época, lo cual le llevaría a chocar con algunos grupos de su pueblo y del país.
Por esta vía, terminó actuando en el terreno de la política, como era inevitable, y fundó su partido Fraternidad Guanacasteca” (2). Hoy que nos encontramos ante una situación histórica parecida, donde el Estado pone las grandes esperanzas en el sector turístico e inmobiliario, dando la espalda a los pequeños emprendimientos y a los agricultores, los índices de pobreza, hacinamiento, desempleo, subempleo, falta de vivienda, comunidades sin agua potable y con caminos intransitables, empujan a la provincia para ser la más empobrecida de Costa Rica, aumentando la exclusión social.
Y todavía los grandes gamonales en algunos cantones siguen manejando los partidos tradicionales a su antojo, con familiares y allegados políticos que cumplen al pie de la letra sus mandatos, sin importar el nombre del partido que los ha llevado al poder. Por análisis como el anterior o por las denuncias que sin contemplaciones hacía el doctor Vargas hacia el partido oficialista, en vez de aportes para un debate 2 ideológico y de propuestas sensatas, solo recibiría ataques personales, calumnias y ofensas, de las que se libró respondiendo desde el periódico El Guanacaste: “No soy comunista. Soy Socialista Cristiano…El poder de convocatoria de Vargas
Vargas no tiene parangón en la historia de Guanacaste. Cinco mil en Llano Grande significó un respaldo contra la intolerancia y la injusticia, pues el insulto y la calumnia son las armas de los cobardes y los incapaces… La Confraternidad será más grande cada vez que Guanacaste conquiste nuevas batallas con la dignidad. Ahora precisamente hay silencio para la reflexión (3). Tal vez entonces el relato de los cinco mil confraternos reunidos en Llano Grande, entonces finca de la familia Vargas por donde hoy se ubica el aeropuerto, no fue más que un relato simbólico para manifestar el impacto del mensaje liberador que defendía la Confraternidad Guanacasteca, que había calado en el corazón de sus partidarios, y que enardeció a centenares de seguidores políticos que dejaron de ser personajes anónimos, simples votantes, y se reconocieron actores de primera línea en el desarrollo provincial.
Ese es uno de los grandes legados del doctor Vargas, haber despertado la consciencia social del pueblo, sacándolo del sueño conformista que ponía su esperanza en los políticos tradicionales y no valoraba el aporte fundamental de que sería capaz una ciudadanía empoderada.
Como líder político el doctor Vargas nos sigue retando a todos los que tomamos el camino de la política a reconocer que todavía es posible “ser hombre público, profesional destacado y servidor de la comunidad, sin hacer jirones de la honradez y de la limpieza de vida… El pensamiento de Vargas Vargas,
hijo de Palmira de Carrillo, signa un símbolo de lealtad y acción con el ser humano, contra la desfachatez de sus adversarios. Luchó contra la cincha, la bajeza y el encarcelamiento.
El oscuro panorama de Guanacaste en la década de los treinta, lo convirtió en una bandera para iniciar el progreso material, social y humano de la provincia” (4). El hecho que el doctor Vargas siga siendo un personaje desconocido en las contiendas políticas y electorales de Guanacaste, habla no solo del desconocimiento histórico de nuestros políticos sino, y lo que es peor, de la baja estatura moral de quienes pretenden ser líderes y recibir el reconocimiento por sus mediocre y desdibujada carrera política, al servicio de quienes siguen, detrás de la puerta, meciendo la cuna que mantiene adormecida a la mayor parte de la población.
Hoy más que nunca Guanacaste necesita seguidores de la Confraternidad Guanacasteca, unos 5.000 hombres que desde el Llano Grande de la pampa hagan renacer la esperanza en esta provincia desencantada de los políticos tradicionales. “Para el escritor Julio Suñol, el Dr. Vargas Vargas “sostuvo sus recias posiciones y creó una escuela de decencia política…Dicho aserto es un reconocimiento contra las mezquindades de algunos sectores, los cuales han tenido que rendirse, sin duda, ante la altura honesta del pensamiento y las propuestas varguistas” (5).
Proponemos algunos pensamientos para construir un DECÁLOGO Confraterno con frases originales del Dr. Francisco Vargas, que sin duda siguen retando a los guanacastecos de hoy y a quienes quieran ostentar la representación política en cualquier rincón provincial, con la convicción de ser personas libres y no más marionetas de los que siguen comprando consciencias: 1. Nuestra causa no es de ambiciones, sino de convicciones. 2. El pueblo que no lee, se nutre de chismes. 3. Dolor de uno, dolor de todos, nada para nosotros, todo para los que vienen 4. Nadie debe comprar un solo voto ni repartir aguardiente para hacer sufragar a nuestros hermanos. Nuestro deber es regenerar, no degenerar. 5. Los que roban al Estado se roban a sí mismos y a todos los costarricenses. 6. La página negra de nuestra historia la han escrito aquellos que han contribuido y siguen contribuyendo en la entrega de nuestra patria maniatada a las futuras generaciones. 7. El que es honrado debe serlo en todos los momentos, en todas las circunstancias y en todos los actos de su vida. 8. Hay que hacer un censo de vagos de todas las clases sociales y ponerlos a producir, y suprimir los sueldos “gruesos” para un solo individuo. 9. Cuando los de arriba pierden la vergüenza, los de abajo pierden el respeto. 10. No soy comunista, soy socialista cristiano, y vale la pena morir por ideales superiores en el momento preciso.
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