La canasta o jaula en las Minas de Abangares

Por Eliett Montoya Gamboa. Educadora y escritora

Ahí está la vieja jaula de hierro, en un trabajadero o patio de rastras de uno de los empeñosos coligalleros de Abangares. Me encantó que este artefacto estuviera como testimonio material de aquellos tiempos de la Abangares Gold Fields, a inicios del siglo XX. Ahora no se le encuentra mucho uso, pero fue básico en la extracción del material aurífero.

Es grande y pesado. Hecho de puro hierro, para poder extraer el material que los mineros taladraban con mariposas y chicharras en el interior de las paredes de un pozo. Una tonelada de material aurífero podía transportar en su interior. Recuerden que hay dos tipos de explotación minera, de pozo, que es vertical y de crucero, que es el túnel clásico horizontal. Los dos son muy utilizados aún en las minas de Abangares.

La canasta, en el fondo del pozo, era movida por un poderoso winche eléctrico con su enorme tambor al cual se arrollaba un cable de acero para poder sacar el material desde el fondo del pozo con mineral cargado de oro. El más famoso fue el Pozo General en Tres Hermanos. Por esas mismas canastas, bajaban y subían los mineros a sus trabajos también, cuando no lo hacían por peligrosas escaleras hasta los distintos niveles del pozo.

Es la única canasta que he podido observar, pues de los andariveles, que iban suspendidos en el aire por un cable de acero, usados desde las minas hasta el Embono de Los Chanchos, no han quedado fotos. Esos andariveles servían para enviar el material, el correo y mineros cuando iban vacíos. Los cables los aceitaban algunos expertos mineros, en peligrosas maniobras, pues iban de torre a torre en su tarea a grandes alturas.

En el Hilo de Oro, de José Gamboa, se relata una escena de la mina Tres Hermanos, que transcribo: “En el centro, en una depresión del terreno, se destacaba una torre alta con dos grandes ruedas acanaladas. Por ellas corrían los cables que, en dos jaulas de hierro, sacaban los carros de mineral de la profunda entraña de la mina. Estos carros eran vaciados en el Embono, del cual se alimentaban automáticamente los baldes del andarivel”.  Ahí vemos foto de la jaula y un dibujo del libro mencionado, del andarivel!
Guarda arriba! Subía la canasta. Guarda abajo! Bajaba con su preciada carga… Sólo el eco de aquellas voces queda ahora en nuestra mente, pues esas jaulas de hierro ya no se utilizan más y el andarivel quedó en el recuerdo de los viejos pobladores de las minas.

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