El ser médico de vocación es querer perpetuar la vida

Por Solón Chavarría Aguilar. Médico, escritor, político y diplomático

Cuando el viento sopla a favor todo pareciera ir bien. Pero cuando lo hace en contra nos golpea el corazón y lastima el cuerpo, no así
nuestra alma. En la formación médica de casi 20 años el viento nos ha soplado por todos lados. Pero siempre hemos ido hacia adelante estudiando, investigando y creando, soñando, curando y enseñando. Siempre escuchando y dando lo mejor. Amando a nuestros semejantes. Mitigando el dolor del cuerpo y llevando paz espiritual.

A veces comprendidos y admirados otras cuestionados y señalados, pero siempre vamos hacia adelante, dándolo todo al servicio de los demás, en ocasiones riendo y otras
llorando. Risas de alegría al ganar las partidas, llorando al perder vidas, porque nuestra mente y corazón se fusionan en un solo ser, para dar amor y mitigar el dolor. Ser médico es la esencia de ser, es el don de amar y curar.
Existirá algo en el mundo que llene más?
No lo sé, pero para mí es todo.
Es querer, escuchar y comprender
Es el amor hecho realidad
Es asomarse sutilmente en los secretos de
la creación
Es escuchar los latidos de un corazón.
Es ver por donde los otros ven
Es escudriñar el pensamiento de los demás.
Es conocer y guardar el secreto.
Es estar lo más cerca de la perfección del ser.
Es abrir la obra suprema y reparar, sin poder llegar a la obra original.
Es ser cómplice de la belleza humana.
Es querer perpetuar la vida.
Es ver asomarse un nuevo ser.
Es escuchar el primer llanto de un recién nacido.
Es estar cerca de la partida de un ser humano.
Es conocimiento, pensamiento y sentimiento
Lo es todo para mí. Habrá algo igual? .

No lo sé, pero aquí dentro de mi ser hay un médico que ríe y llora, que ama a los demás seres humanos depositarios de mi misión profesional. De lo más profundo de mi ser
quiero gritar al viento, para que se esparza por el mundo. “Mil gracias a quienes me dieron la vida, a quienes me enseñaron el arte de la medicina, mil gracias por haberme permitido ser tan feliz.

Mil gracias a todos mis pacientes por permitirme servirles, por poder transmitir a través de mi profesión, el amor que un médico lleva dentro de sí, para entregarlo en bien de la humanidad. Mil gracias por tanta bondad”. No se puede pensar ni sentir como médico, sin llevar el sello indeleble del don de curar. Por eso, el arte y la ciencia del ser médico están en la esencia misma de ser un médico de vocación.

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