Cosas de mi Nicoya

Señor
Don José Manuel Peña Namoyure.
Mi muy apreciable amigo Peñita.

El otro día que andaba de pata caliente por el lao de la Zompopa, en el camino venia memoriando cuestiones de mi Nicoya de antaño, cosas que me contaba mi pápa allá cuando me criaba entre las quietudes del reposado y tranquilo pueblito de Matambú. Si Hom, don Prudencio, no porque fuera mi pápa y tuviera poca escuela como dicen, era un hombre lo que se dice conocedor de historias y conocencias, puros saberes de mi Nicoya vieja, venidas de sus mayores y ancianos del pueblo, todo guapiao con el tequio por la lectura de cualquier papel, libro o periódico que cayera en sus manos.

Si hom, siempre sacaba su tiempito para sus lecturas, muchos tiritos con candela o canfinera, y a lo mismo hacer sus escritos con la cosa que salió escribano tacuilo como dirían los más viejos. Si hom, un hombre grande en sus letras mi amigo, lleno de historias y relatos ni se diga. Comonó pápa, horita otra vuelta quiero memoriar algunos trazos de los apuntes que tenían sus recuerdos y conocencias mi amigo.

De los chorotegas nos contaba de su llegada, de sus costumbres, organización y agriculturas, sus fiestas y sus comercios y la tuerce de los indígenas con la vaina que los conquistadores solo vinieron a destruir y borrar la cultura de los indígenas. Vueva ver cabito vuelva ver. Bueno, pero vea como son las cosas. Con la misma contaba que de Nicoya salió la conquista y la evangelización de Costa Rica que llamaban Castilla de Oro. Quen Nicoya se celebraron los primeros oficios religiosos del pais, puramente en la Isla de Chira. Decía que Nicoya desde 1544 sería la primera parroquia de Costa Rica, dedicada a San Blas.

A lo mismo que iglesia del Santo, hecha primero de paredes de caña y techo de paja, más luego seria de bajareque, adobe y madera. Más tarde sería de calicanto. Luego seria de piedra con techo de teja y que mucha gente dice ques muy maciza también con la cuestión que a la mezcla le echaban clara de güevo y leche. Ni que decir de la santa cabeza. Mentaba que sufrió mucho con los terremotos y que de repulgo los piratas varias veces destruyeron Nicoya quemando también la iglesia. Si señor el hombre era bien sabido pito, bien pero bien Peñita.

Con lo mismo por cosas viejas del pueblo decía que la devoción por la Virgen de Guadalupe llego a Nicoya para cambiar la fiesta del sol de los chorotegas, cuestión que los españoles no podían controlar. Dese cambio con el tiempo se vino la Cofradía de la Señorita de Guadalupe, una hermandad religiosa con una organización guáscara, que según los sabedores es única en el mundo. Ponga cuidao pito, ponga cuidao.

Por maestros muy estudiosos, llego a saber cuestiones de la Anexión, cuando decía quesas cosas eran ideas muy viejas, totolates que ya cavilaban desde principios de la colonia
cabito. A lo mismo decía que los Briceños, parientes dicen los más viejos, eran una familia que estaba en todo, pero en todo, como digamos en el cabildo, en las milicias, en los
matrimonios grandes, en las cofradías y en las haciendas.

Decía que cuando cuajó el asunto Nicoya buscada cuestiones de escuelas, comercios, caminos, seguridades y legalidades. Que luego que la cosa se dio, como que la cuestión se quedó quedita media cecenga, seguimos igual, que nos fuimos en voluntades y los vecinos salieron mejor, con más territorio y más diputaos, y como diría mi pápa bien cenceño, a Costa Rica le salió la cosa de viaje cacho con oreja cuñao y de viaje aquí quedo clarito que lo torcido siempre busca lo pando cabito.

Comonó pápa, comonó de viaje aquí salimos por la tabla del pescuezo. Si hom, nosotros pusimos el muerto y también pusimos el responso decía cenceño y emburricao. Vea mijo, aparte del olvido, de repulgo a los tiempos comenzaron las ingratitudes con las apiaderas de montañas del largo. Si señor ponga cuidao pito, ponga cuidao mijo. Bueno, pero siguiendo con lo que traigo dijo Monón, contaba mi pápa que Nicoya lueguito de la conquista estuvo muy aparte cabito.

Aquí vivían indígenas, negros, españoles, y luego zambos o cholos y mulatos. Las cosas propias de sus costumbres, tradiciones y crencias, nos dieron el ser guanacasteco, una
forma de ser y vivir bien pintoresca, sabrosa y guáscara cuñao. Mentaba que con el tiempo ya Departamento, muchas desas costumbres y tradiciones llegaron con gran fuerza a los vecinos, como por caso digamos en la música, los bailes, las comidas, las artesanías que llaman, el habla, todas formas culturales que legítimamente forman parte grande de lo ques puramente el ser costarricense mi amigo.

En una ocasión mi pápa contaba que Nicoya por cuestiones propias mucho tiempo estuvo mojoniada. Mucho tiempo después de las cuestiones de Anexión, la vetusta Nicoya estaba dividida en tres partes. Mentaba que la parte de abajo era la de los cholos, con la cosa queahí estaba la Cofradía, vivían muchos indígenas y estaba marcada por un mojón de cocobolo de vara y media de alto, clavado en la esquina de don Ramón Tenorio, lugar que luego sería la esquina de Adán Yong. Decia que la parte del centro, digamos el lugar de la plaza Chorotega, estaba la iglesia, el Cabildo y rodeada de muchas casas.

Estaba poblada de gentes mestizas y españoles que tenía un su mojón en la casa de la Culebra, tiempo después la casa de Martin Ali. Quen la parte de arriba del pueblo, vivían gentes criollas, pero no indígenas, barrio hoy conocido como la Cananga mi amigo. Casualmente, me contaba que muchas esquinas del pueblo tenían sus nombres, como digamos la del Trueno onde quedaba el telégrafo puramente a la parcita del Resguardo y el Tamarindo la cárcel del pueblo. Al frente llamaban la esquina de la Culebra que le menté antes. Si hom, la esquina de La Escuela era la que estaba cerquita del Municipio, antaño Cabildo, la de Ramón Tenorio que ya le dije, la Chonetera en la ferretería que fue de Sabas Rosales, la del Soncuán onde fueron los Armijo. Mentaba mi pápa que la de Rafael Herra era onde estuvo don Miguel Nema, la de Pozuelo era la de Trino Sanchún, al puro frente de Chito Sanchún que llamaban la de Apéstegui, estas últimas eran de los españoles que vigilaban al cubano Antonio Maceo en La Mansión.

Es bueno decir aquí por legalidades, que Maceo y la guerra de independencia de Cuba, de toda América solo encontró aquí fuerza moral y material ayudando establecer una comunidad agrícola en la Mansión de Nicoya, comuna que consiguió muchos fondos para la lucha cubana. Por cierto, me decía que según le contaban los más viejos, los Pozuelo hicieron sus primeras galletas cuando vivieron en Nicoya. Ponga cuidao mi cabo, ponga cuidao compañero.

Mire pito se me olvidaba decirle que antaño contaba don Prudencio, antaño algunas casas en Nicoya tenían nombres también. Como digamos la casa Amarilla era la de Rosa Toruño, cerquita la de la Arrieta onde vivía Chepe Rojas que fue telegrafista. Así también la Cural era la parroquial, la de las Cañas era la del Banco Costa Rica, la del Cabildo en la Unidad Sanitaria, la de los Moraceños la del otro Banco y la de Pancho Carrillo era la de los Maestros, de las que recuerdo me contaba y hago memorias en el calabazo mi amigo. A lo mismo también me decía que le contaba Otoniel Torres el eterno nacume de la Cofradía, quien muchos tiempos antes, solo había una patente de licores en el pueblo, como digamos sin punto fijo, que solo funcionaba los sábados por la noche y los domingos en el día.

Si hom, un señor Jesús Zúñiga quera el dueño, un sábado estaba en una esquina, otro sábado en otra, siempre acompañado de una marimba tilinte que tocaba la parranda. Eran tiempos distintos, eran otros tiempos cuñao. Si hom, horita que vienen las parrandas de la Anexión, recordaba cuando me decía mi pápa de la filarmonía diantes cuando el presidente don Julio Acosta mandó las cuestiones de la banda y también un maestro peruano don José Cardalda, un viejillo cascarrabias, bajito, pelón que siempre andaba un paño en el pescuezo.

Si hom el hombre era un chichicaste más incómodo que cagar con espuelas diría mi compadre Cirilo, pero buen músico reconocido por la gente cabito. La cosa es que los muchachos del pueblo con la misma armaron la banda. Decía mi pápa que, así como llegaron a tocar música fina en las retretas, tocaban también en las procesiones y con la misma tocaban parranderas y cimarronas en las fiestas del pueblo. Si hom, tiempos idos, tiempos viejos pariente.

Mi pápa a lo mismo sabía muchas leyendas y cuentos, muchos del Cerro las Cruces, cerro místico de Nicoya venerado por los indígenas chorotegas en sus religiones. Porahí contaba el de los Jícaros encantados, las Voladoras, los Duendes, el Encanto del cerro. Otras veces decía de tradiciones viejas como El Empajo, el Pozo del Monte, las Camañuelas, los Novios y una muy jocosa como la Historia del Zonchiche.

Hombre Peñita destas cosas que decimos, recordé quel viaje de Nicoya a San José era de lo más lindo cuñao. Primero en cazadora hasta Puerto Jesús, a cualquier hora por que dependía de la marea la llegada de la lancha. Unas cuatro horas por el golfo entre sacos de granos, patos, gallinas, chanchos y mucha mercadería como cueros, quesos, tasajo y todo el viaje seguidos de bufeos hasta casito llegar al muellecito en Puntarenas. Aquí más diuno aprovechaba para darse su vueltecita por el Taicaré un rejuego muy famoso en el Puerto. Luego seguía el viaje en tren, digamos unas cuatro horas hasta San José.

Por cierto, el otro dia quedamos de hablar diun tren en Guanacaste. La cosa era quiuna vez por áhi de 1915 quisieron hacer un tren desde Esparta que pasara por las Juntas, Cañas Bagaces y Liberia hasta Puerto Soley en la Cruz. Arriba se volvieron puro pan pintao, puras pupulucas con el asunto y dicen que luego la plata la cogieron para hacer caminos. Esa era la historia del tren que le dije, puramente esa era compañero.

Bueno Peñita, ya con las brisitas crepusculares de la tardecita despuesito desta sabrosa sarta de recuerdos nicoyanos que traje horita, si hom, memorias de mi pueblo que tiene tanta historia linda cabito. Comonó mijo, aquí voy a dejar estos garabatos, en la esperanza de mirarlo otra vuelta por el pueblo y peguemos bueyes con una buena conversa sobre muchas cuestiones nicoyanas, con la cosa que a mí por dicha me toco recoger la vaqueta de los afanes escribanos de mi
pápa. Si hom, hasta aquí los garabatos deste fraile cimarrón que lo aprecia bastante pero bastante compañero.

Su amigo nicoyano. Crecencio Aguirre Rosales. Nambí de Nicoya.

Aclaraciones varias:

Bufeos. Delfines. Calabazo. La cabeza. Canfinera. Antaño lámpara de canfín.
Cazadora. Antaño autobús. Cecenga. Torcida de medio lado. Chichicaste. Que se enoja fácilmente.
Cenceño. Triste, pensativo. Conocencias.
Conocimientos, saberes. Conversa. Conversación prolongada. De repulgo. De feria, de rebote. Emburricao. Triste, pensativo.
Guáscara. Grande, fuerte, importante. Las costias. Las costillas. Matambú. Poblado al sur de Nicoya. Nacume. Jefe, señor. Término indígena. Pupulucas. Mentiras engaños.
Soncuán. Abejita silvestre de color amarillo.
Tacuilo. Escribano, escritor. Tasajo. Carne seca o ahumada. Totolate. Tema, asunto.
Vaqueta. Lienzo de cuero curtido que se usa sobre la albarda.

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