(EUROPA PRESS) – El calor récord en todo el mundo impactó profundamente el ciclo global del agua en 2023, contribuyendo a tormentas severas, inundaciones, megasequías e incendios forestales. Una nueva investigación dirigida por la Australian National University (ANU) y publicada por el Global Water Monitor Consortium, subraya las consecuencias de la quema persistente de combustibles fósiles en los desastres naturales, los recursos hídricos, la biodiversidad y la seguridad alimentaria.
Según el profesor Van Dijk, que también es presidente del Global Water Monitor Consortium, el aumento de la temperatura de la superficie del mar y del aire causado por la quema de combustibles fósiles ha intensificado la fuerza y la intensidad de las precipitaciones de los monzones, ciclones y otros sistemas de tormentas.
Refirió que en las últimas dos décadas se ha producido un aumento de la temperatura del aire y una disminución de la humedad del aire, lo que ha provocado un aumento del estrés por calor y de las necesidades de agua para las personas, los cultivos y los ecosistemas, al tiempo que se han intensificado las sequías.
La humedad relativa del aire sobre la superficie terrestre mundial en 2023 fue la segunda más seca registrada después de 2021, continuando una tendencia hacia condiciones más secas y extremas. 2023 fue el año más caluroso registrado en la Tierra, lo que muestra cómo podría ser un año futuro típico con un calentamiento de 1,5 grados Celsius.
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