Y ahora qué…

Rommel Porras González Director Colegio Kamuk

Foto de Escuela creado por jcomp - www.freepik.es

Anonadados, abrumados y absortos son algunos de los términos que explican el cómo nos sentimos los costarricenses sobre la noticia del reciente informe del Estado de la Educación costarricense.

Esta situación se vislumbraba desde años atrás, cuando se hablaba del apagón educativo generado a partir de la crisis del COVID 19.

Lo que sí me desconcierta aún más, es que no veo un enrutamiento capaz de mejorar en el mediano y largo plazo tal situación, lo que me lleva a las siguientes reflexiones como director de un colegio:

  1. Pese a lo grave de la situación, debemos avocarnos prioritariamente, a desarrollar un programa de “alfabetización” que atienda las deficiencias del proceso lecto escritor en nuestros estudiantes. El grande debe ayudar al pequeño. Los padres deben sumarse a estas tareas, visitar las escuelas para leerles y motivar a los estudiantes a la lectura. Esta debe ser una propuesta que involucre a la sociedad como un todo.
  2. El Ministerio de Educación Pública es una de las carteras más complejas del Estado; no solo por su tamaño, sino por las tareas inherentes al puesto del jerarca de turno. Zapatero a tu zapato. El ministro (a) debe dedicar esfuerzos con carácter prioritario a definir y administrar la calidad de la educación, no problemas de comedores, construcciones, etc.

Creo firmemente que la cabeza de este ministerio debe abocarse a lo trascendente: a diagramar una ruta que defina una mejora continua en la calidad de la educación, convirtiéndose así en un órgano rector eficiente de la educación nacional.

En este sentido, las obras constructivas y el atender los temas de comedores escolares y juntas educativas deberían ser entregadas para su ejecución a los gobiernos locales. Esto permitiría medir la efectividad a partir de los logros en la implementación de un modelo educativo totalmente integrado y enfocado a contribuir al desarrollo socioeconómico del país.

Cabe incluso pensar en la posibilidad de crear un ministerio totalmente especializado en la construcción de obra pública (escuelas, colegios, hospitales, oficinas, entre otros) y desligar a los ministerios de este tipo de actividades engorrosas; lo cual permitiría más claridad en la definición de objetivos en las distintas carteras y generar al mismo tiempo una especialización en la construcción de obra con una mayor regulación.

  1. Me pregunto, ¿qué pasa con la educación privada en Costa Rica? ¿Por qué invisibilizar sus avances y logros? ¿Por qué no participarla en la elaboración de un programa marco que pretenda un desarrollo continuo en la calidad de la educación? ¿Por qué ponerle frenos que limitan su desarrollo?

Por la limitación de este espacio, estas inquietudes se convierten en simples ideas para su análisis y punto de partida en la formulación de una ruta crítica que permita a la sociedad costarricense soñar con un porvenir mejor a partir de un sistema educativo fuerte y consolidado.

Una sociedad no puede prospectar desarrollo alguno, sino parte de un robusto sistema educativo al que tengan acceso sus conciudadanos.

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