¿Cómo llegaron los negros esclavos a Guanacaste?

Dr. Edgar Solano Muñoz Historiador Sede Guanacaste Universidad de Costa Rica

De lo más profundo del Atlántico desembarcó la goleta llamada La Niña en el puerto principal de la Audiencia de los Confines -Panama-Corría el mes de julio de 1691. Aquellos barcos españoles
unos, portugueses otros y genoveesclavos negros hacia esta zona de América. Las compañías europeas tenían varios puntos de abasto de sus “piezas” en la costa atlántica africana, donde junto a sus suplidores africanos llenaban aquellos navíos hasta con 3 o 4 toneladas de infortunados seres humanos. Se lleva un registro exacto del promedio de muertes en su traslado. La cifra más baja indica que al menos 3 de cada 10 negros -as- esclavizados morían en el “middle passage”, es decir, su travesía transatlántica. Entre todo esto, aquellos esclavos que fueron introducidos al Reino de Guatemala y que eran vendidos en las provincias centroamericanas tenían dos rutas de acceso, el puerto de Portobello y Veracruz. Además, aquellos que ingresaron a la provincia de Costa Rica, procedían de Benín.

Una vez revisadas las pólizas de embarque y el “inventario de piezas disponible para venta”, se procedió a aplicar los términos del contrato del que hicieron gala los hermanos Coyman´s. Baltazar y Johan, eran banqueros holandeses que vieron en la empresa esclavista una excelente oportunidad de expandir su riqueza. Ellos, tenían como base de operaciones la isla de Curazao, de hecho, servían como bandera de la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales entre 1618-1691.

Desde allí, surtían de esclavos a todos los asentistas autorizados por la corona española y portuguesa para operar en el comercio esclavista hacia Barbados, Cartagena y Portobelo. Su camino hacia el dominio de este segmento del mercado esclavista en América no fue fácil. En 1684, aprovechando sus buenas relaciones en el Consejo de Indias, lograron desbancar del control de este negocio ni más ni menos que a Nicolás Porcio, a quien calumniaron como “hereje” ante el Consejo de Inquisición, que tenía como política no transar con herejes. En todo caso, el Sr. Porcio y el grupo de genoveses que le acompañó en su compañía, registró la módica suma de 6.000 toneladas de esclavos exportados hacia América entre 1679 y 1684. (Archivo de Indias. Indiferente. 2768, L.5, f 427).

Atendiendo a lo ocurrido, el presidente de la provincia de Tierra Firme -Panamá- a solicitud de los comerciantes de negros esclavos dispuso entregar 16 negros y 16 negras para enviarlos a Nicaragua. Por supuesto, el trayecto hacia Nicaragua era en pequeñas embarcaciones utilizando el Golfo de Nicoya como punto de desembarque. Pero para añadir holgura a la transacción, también se dispuso a otorgar otros 16 negros como una cortesía para el presidente de la Audiencia de Guatemala. En las partidas de desembarque constan los nombres y rasgos físicos de los esclavos que eran indispensables para iniciar esta travesía de muerte. Empero, una vez puestos en marcha eran sumidos en el anonimato más deshumanizante posible. Por lo general, eran clasinatal, el de su comprador o algún rasgo físico que les caracterizaba.

Todo ello, era prohibido según las “Ordenanzas para el gobierno de los esclavos de la Isla la Española” emitida el 12 de octubre de 1528. Pero aquello era letra muerta. Por eso, al calor de la puja por el mejor precio en la subasta de negros en el puerto de Alvarado, se improvisaban los nombres inclinándose sus vendedores por los de origen castellano como Miguel, Juan, María y Santiago. Los dos primeros siglos de vida colonial registran el ingreso de esclavos por el Caribe y el Pacifico.  El primero de ellos, ya ha sido ampliamente estudiado por la historiografía nacional, pero respecto al pacifico norte todavia queda mucho por resolver. Así, otro de los medios por los cuales llegaron esclavos negros a Guanacaste fue por tierra, venidos desde el valle central y Esparza. Por la documentación existente, sabemos que las herencias, ventas directas y donaciones fueron los mecanismos empleados por la élite colonial para hacerse de mano de obra esclava. Hay que considerar que el valor de una esclava en edad reproductiva podría alcanzar los 350 pesos en plata, lo cual era una suma cuantiosa. Por ejemplo, en 1629 el capitán Juan Solano dio en pago a su hermano Pedro, la suma de 300 pesos por una esclava negra llamada Luisa, 350 pesos por un mulato llamado Luis y 100 pesos por un negro de 2 años llamado Andrés. Estos esclavos habían sido importados según el procedimiento descrito con anterioridad desde el puerto de Panamá. (A.N.C.R. Protoes. #802. Rollo #528).

El puerto de Caldera también fungió como puerta de entrada para el comercio esclavista. Los pataches, baxeles y goletas fondeaban en Portobelo y Perú y desde ahí, en embarcaciones de menor calado hacían la distribución de los esclavos hacia el sur del Reino de Guatemala. De esta forma, fue como los esposos Juan Luna y Josefa Chaves radicados en Esparza -en 1667- se hicieron de unos negros importados de Panamá tras el pago de 800 pesos a cambio de “mercaderías y unas cosas”. (A.N.C.R. Protoes. #802. Rollo #529).

Las transacciones de esclavos en Nicoya no son pocas en los siglos XVI y XVII. Conozcamos un par de ejemplos sobre cómo era esa dinámica comercial. En la zona del Golfo homónimo,
los astilleros eran muy conocidos por la calidad sus maderas. No era de extrañar que barcos provenientes de América del Sur se detuvieran en él para realizar reparaciones, pero también para mercadear esclavos. En 1769, Gabriel de Santiago y Alfeirán, le solicitó el corregidor permiso para realizar un traslado de tres canoas con 300 quintales de palo de Brasil y una petaca de tabaco a Chiriquí, con la peculiaridad de que en la embarcación también se exportarían dos esclavos. (A.N.C.R. Complementario colonial #268. F. 1). Casi cien años antes, -1680- Antonio Mateo Hurtado quien vivía en Esparza y luego trasladó su residencia hacia Nicoya, hizo un depósito de 800 pesos en plata por la compra de dos esclavos que luego ingresó en dicho corregimiento en calidad de empleados domésticos. (A.N.C.R. Protoes. #828. Rollo #531).

En conclusión, la investigación histórica del comercio esclavista en Guanacaste apenas está dando sus primeros pasos. Una parte importante de las fuentes documentales se encuentra en acervos del extranjero, debido a que en 1768 una tormenta de considerable magnitud impactó las alicaídas cerchas y tejado de la vieja iglesia parroquial de Nicoya, dando al traste con siglos de historia. Innumerables expedientes parroquiales, inventarios y demás documentos relacionados a los frailes que residían ahí fueron víctima del fuego. Las copias e informes de gobernadores, corregidores y frailes se encuentran en archivos de otros países. Empero, la negritud guanacasteca es un dato plausible. Se aprecia en la música, la gastronomía, la danza, la religiosidad popular y hasta en el biotipo de los habitantes de “la bajura”.

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