Primera parte.
Desde que tenemos uso de razón hemos tenido sueños y….SUEÑOS. De ser un deportista de alto rendimiento. Un músico o cantante famoso. Una pintora extraordinaria. Un científico o científica de talla mundial. Ser médico. Poeta. Predicador. Astronauta. Y sobre todo, soñar con ser el mejor o de los mejores del medio y más allá..
Sin embargo, no basta solo con soñar. Se requiere de una gran dosis de trabajo, disciplina, compromiso, convicción, entrega, estudio, pasión, responsabilidad, amor y si se quiere de un gran sacrificio. Tantos sueños que han tenido los seres humanos durante la historia de la humanidad. Incontables los que se hacen realidad, como los que solo han sido eso. Sueños.
Nada más que, sueños. Loas, respeto y admiración para los que hantenido éxito en su empeño y coronado así sus sueños. Bendición y punto de inflexión donde se ha apoyado la humanidad para ir evolucionando sin parar. Siempre buscando lo mejor de lo mejor para los seres humanos durante nuestro paso terrenal, y para dejarles a las siguientes generaciones un camino menos empedrado y más expedito, para seguir soñando y desarrollándose al perpetuo. Cuando uno se asoma al entramado de los sueños de los seres pensantes, se nos activa el sistema dopaminérgico, desencadenando en nuestro organismo un estado de alerta, de emoción y acción. Nuestro pensamiento vuela. Se nos acelera el corazón (taquicardia). Y las neuronas de la memoria reciente (hipocampo) y la tardía (corteza pre frontal) viajan a gran velocidad, asidas a las alas del tiempo hasta llegar a nuestro ciclo de educación primaria, secundaria, universitaria encontrándonos con los recuerdos y enseñanzas de muchos educadores extraordinarios que, han dejado huella en nuestro cerebro, corazón y alma.
Muchos durante nuestras vidas han sido verdaderos maestros y líderes ejemplares. Me arrodillo con humildad, luego miro al cielo y una vez concentrado, elevo una oración al Creador que en esencia dice. “Gracias Dios, por los maestros que pusiste en mi camino”. Posiblemente a usted lector (a) les ocurre lo que, con mucha frecuencia me sucede. La mente se acelera y empieza a volar. En este momento estoy leyendo muy concentrado en mi sillón, cuando de repente escucho una parvada de pericos haciendo tal bulla o “alaraca” que, me desconcentré por un instante y como estamos en pleno invierno de repente se vino uno, otro y otro rayo, obligándome a cerrar el libro por un instante y de seguido me puse ambas manos en mis oídos. En ese momento llegó a las neuronas de mi memoria el famoso y polifacético Benjamin Franklin, norteamericano que inventó el para rayos en 1753.
Benjamin Franklin fue un personaje extraordinario a quien, deberíamos darle infinitas gracias por tantas vidas que se han salvado de morir, a causa de las descargas
eléctricas de esos rayos. No había terminado de recuperarme de la rayeria, cuando se vino un aguacero de padre y señor mío que, mandó a callar y guardar a los pajaritos muy asustados y remojados.. De repente pasó el mismo tarantín de avión que siempre interrumpe mi concentración. Aquel chunche (aparato) hacía tal bullicio que, asustan a mis neuronas auditivas y como si aquello fuera poco, trajo a mi mente los trágicos recuerdos de las bombas caídas en Ucrania durante la invasión de Rusia. Dolor humano, tristeza, llanto y muerte. Crímenes de guerra. Injusticia. Perversidad. Maldad. Locura.
Cuando la rayería fue amainando mis neuronas se fueron tranquilizando, dando campo a recuerdos bellos, cargados de alegría, fantasía, amor, pasión, y admiración de tanta gente buena que, por el mundo ha ido: muchos nacionales y una gran cantidad originarios de diferentes países.
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